De 'Matrix' a la quiebra: La productora Village Roadshow cae en bancarrota
- Deyvid Hernandez
- 18 mar
- 3 Min. de lectura

Tras una larga batalla legal contra Warner Bros. por incumplimiento de contrato, la empresa americo-australiana se enfrenta a un futuro incierto en la industria del cine
El cine ha sido testigo de historias que han revolucionado la industria, tanto en la pantalla como detrás de ella. Sagas cinematográficas que han marcado un diferencial en el sector como la visionaria trilogía de "Matrix", la oscura "Joker" y la elegante "Ocean's Eleven", han dejado una huella imborrable en la cultura popular y han redefinido los límites de la narrativa en el séptimo arte, sin embargo, el éxito de estas películas no se entendería completamente sin el respaldo de una fuerza productora clave detrás de cada fotograma: Village Roadshow Pictures, una compañía que, con su visión y capacidad para llevar a la realidad proyectos ambiciosos, ha logrado convertir cintas en fenómenos globales.
Village Roadshow Pictures, la filial estadounidense del gigante australiano del mismo nombre, ha sido durante más de tres décadas un sinónimo de producción cinematográfica de alto calibre con un catálogo que supera las 100 películas, muchas de ellas auténticos fenómenos de taquilla, y un impresionante palmarés que incluye 19 premios Oscar, con títulos tan diversos como "Sherlock Holmes", "Happy Feet", "Charlie y la Fábrica de Chocolates" o "La Gran Aventura Lego", que la han logrado consolidar como una de las más influyentes del mundo del entretenimiento. No obstante, este emporio cinematográfico se encuentra hoy al borde del abismo financiero, enfrentando el temido espectro de la quiebra, resultado de una disputa legal con su antiguo socio comercial, Warner Bros.

El conflicto comenzó a principios de 2022, cuando el gigante del espectáculo tomó la decisión de estrenar "Matrix Resurrections" de forma simultánea en salas de cine y en su plataforma de streaming HBO Max. Esta estrategia, pensada para mitigar las pérdidas de taquilla causadas por la pandemia de COVID-19, significó un incumplimiento directo del contrato previamente acordado entre Warner Bros. y Village Roadshow, generando una considerable pérdida de ingresos para ambas compañías, y resultando en una demanda por parte de esta última a su aliado, acusándolos de perjudicar la rentabilidad de la película.
La respuesta por parte del equipo legal de Warner Bros. no se hizo esperar. Si bien reconocieron que la estrategia de lanzamiento pudo haber sido un error, de acuerdo con los abogados, la demanda de Village Roadshow carecía de fundamentos, además de tener como supuesto objetivo dañar la reputación de la empresa para desviar las ganancias del proyecto a favor de la productora. La disputa se intensificó cuando Warner contraatacó con una contrademanda, generando un litigio prolongado que aún no se ha resuelto y que como consecuencia hizo que el negocio americo-australiano acumulara una deuda de más de 18 millones de dólares en honorarios jurídicos, un déficit que la productora intento cubrir con el desarrollo de filmes y series independientes, las cuales, desafortunadamente, no lograron recaudar la cuota requerida, lo que la llevó a declararse en quiebra.

Ante este panorama crítico, la compañía presento este lunes a un tribunal de Delaware un escrito para acogerse al Capítulo 11 de la Ley de Bancarrota de Estados Unidos, el cual permite a las empresas reestructurar sus finanzas sin recurrir a la liquidación de sus activos, con el objetivo de maximizar el valor de la compañía para el beneficio de sus acreedores. En caso de que el proceso sea favorable, la productora podría ser vendida con éxito, obteniendo así los recursos necesarios para reducir significativamente su deuda.
El caso de Village Roadshow no solo sirve como un crudo recordatorio de cómo las disputas por el poder y los intereses económicos pueden generar profundas consecuencias dentro de la competitiva industria del entretenimiento, sino que también pone de manifiesto los significativos desafíos que enfrenta el modelo tradicional de distribución cinematográfica en la era del streaming. La estrategia de lanzamientos híbridos, impulsada por la necesidad de adaptarse a los nuevos hábitos de consumo, ha generado tensiones y conflictos entre los diferentes actores del sector, llevando a la bancarrota de una productora con un legado tan importante como esta e inevitablemente planteando interrogantes cruciales sobre el futuro de la financiación y realización de cintas de gran presupuesto en un panorama mediático en constante evolución.
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