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Un robo de película: Director de Hollywood hurtó 11 millones de dólares a Netflix

  • Foto del escritor: Deyvid Hernandez
    Deyvid Hernandez
  • 21 mar
  • 3 Min. de lectura

Carl Erik Rinsch, conocido por dirigir el film 47 Ronin, fue puesto bajo custodia por fraude federal y lavado de dinero.


Aclamado por su visión estética singular y una ambición creativa notable, Carl Erik Rinsch fue considerado una de las mayores promesas en el ámbito directivo fílmico, siendo su ópera prima 47 Ronin: La leyenda del Samurái (2013), una de las mejores cintas de aventura épica oriental hasta la fecha, sin embargo, su carrera ha pasado de los sets de Hollywood a los titulares de la prensa por un escándalo que parece sacado de un guion de cine: el cineasta, que alguna vez aspiró a revolucionar la ciencia ficción, se encuentra ahora en el centro de una controversia que lo señala como responsable de un fraude millonario en perjuicio de Netflix.


En una reciente investigación conjunta entre la plataforma de streaming y el Departamento de Justicia de los Estados Unidos, Rinsch fue arrestado el 18 de marzo de 2025 tras descubrirse que había cometido fraude federal y lavado de dinero. De acuerdo con el reporte de las autoridades, el director desvió a sus cuentas personales un total de 11 millones de dólares que la empresa le había destinado para la producción de una serie que nunca se emitió.

La estafa se remonta a 2018, cuando el cineasta británico propuso a Netflix una serie de ciencia ficción titulada White Horse, que exploraría el tema de la clonación humana. La plataforma, confiando en su capacidad creativa, le otorgó un presupuesto inicial de 44 millones de dólares para empezar la producción, no obstante, este argumentó que los fondos eran insuficientes, lo que llevó a una pausa en el proyecto hasta marzo de 2020, fecha en la que se contactó de nuevo con la productora solicitando 11 millones de dólares adicionales que le fueron proporcionados, sin sospechar el verdadero motivo para el que serían utilizados.

Durante un tiempo, la maniobra le permitió a Rinsch mantener un estilo de vida lujoso, ya que este monto fue aprovechado por el director en criptomonedas, automóviles deportivos y artículos personales, pero, en 2021, su propia avaricia lo delató: el cineasta demandó a Netflix por un millón de dólares adicionales, despertando sospechas dentro del equipo legal de la plataforma, quienes rastrearon el efectivo hasta los fondos originales y desataron una investigación subsecuente la cual demostró que esos fondos provenían de los 11 millones transferidos y que la demanda buscaba obtener más dinero para financiar su proceso de divorcio. Posteriormente, los abogados hallaron los recibos de los diferentes gastos exorbitantes realizados por el cineasta, incluyendo 1,8 millones de dólares en facturas de tarjetas de crédito, 3,7 millones en muebles y antigüedades, 933.000 en colchones y ropa de cama de lujo, además de la compra de un Ferrari.

Tras la revelación del fraude, Rinsch fue llevado a juicio ante un tribunal de Los Ángeles, donde tanto el director como Netflix se negaron a emitir declaraciones, y la plataforma solicitó discreción respecto a su participación en el proceso judicial, una petición que fue desestimada debido a las diversas filtraciones realizadas por los medios. Luego de una extensa audiencia, el cineasta fue liberado bajo fianza de 100.000 dólares, sin embargo, ha sido citado a juicio en Nueva York en una fecha aún no determinada de este año. De ser hallado culpable, podría enfrentar una condena de hasta 20 años de prisión, un desenlace drástico para quien alguna vez aspiró a brillar en la industria del cine.




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